La claridad es el reconocimiento de las emociones internas sin posibilidad de engañarnos a nosotros mismos.
La noche representa el estado de profunda oscuridad y vacío en el que nos encontramos. Donde anidan nuestras sombras, nuestros costados oscuros que reprimimos o intentamos controlar, aunque nos resulte difícil.
El desafío consiste en advertir aún en aquellos aspectos que nos disgustan de nosotros mismos que existe la posibilidad de resurgir, de abrazar nuestras sombras y nuestros costados más oscuros con compasión y ternura hacia uno mismo.
Cada uno elije su camino y posiblemente elijamos más de uno. He probado con el enojo, el castigo y la furia hacia mí misma. Hoy, al verme enojada una risa socarrona se desprende de mi niña interior. Ahora puedo enojarme porque he aprendido a perdonarme y la risa fue el mejor remedio que encontré.
Con cariño para todos los que se esfuerzan día a día en cambiar los modos, en hablar sin bronca, en no desquitarse con el otro cuando el enojo es con una/o misma/o.
No hay comentarios:
Publicar un comentario