viernes, 18 de abril de 2008

Irrespirables Aires

Desde este espacio me propuse repensar las formas socio-culturales que condicionan nuestro actuar en la vida. Hacer consiente esos mecanismos estructurantes implica desarrollar a una mirada profunda sobre los sucesos cotidianos de carácter individual como colectivo.

La disputa "Campo Vs. Ciudad" que difundieron los medios semanas atrás, generó una escisión innecesaria entre la población. La sociedad tomó partido a favor o en contra del gobierno, a favor o en contra de un campo heterogéneo representado por los sectores productores que se veían afectados con la suba de aranceles a la exportación.

Sin temor a la crítica me atrevo a decir que las conductas del sector agropecuario tanto como del Gobierno dejan mucho que desear. Igualmente mafiosos, igualmente inescrupulosos. Están tan aferrados a defender sus intereses que eso justifica cualquier medida para boicotear al enemigo. Buenos Aires se ha vuelto un oxímoron. Estamos respirando el humo de la intolerancia y eso nos contamina de tristeza.

Asumir una conciencia ecológica imparte a todos los habitantes por igual. Primero nos privaron de alimentos y ahora de aire puro. Esto no es un juego, hay daños que son irreversibles y es momento de que los funcionarios y el sector empresarial tomen conciencia de esto y asuman su responsabilidad y su obligación de asegurarnos las condiciones básicas para nuestra sustentabilidad.

Quiero citar a continuación un fragmento del libro "Un camino a la abundancia" de Silvia Zweifel sobre la biodiversidad con la idea de sintetizar los principios que deberían motorizarnos para cuidar nuestro medio ambiente:


"La conservación y uso sustentable de la biodiversidad no es una cuestión ni caritativa, ni ética, ni ideológica, ni idealista, ni romántica. Cuando decimos que ambientes saludables suscitan personas sanas hablamos de un sano ambiente social, cultural, político y económico en el que la salud ambiental del entorno natural está necesariamente incluida; una actitud autista resulta amenazante."(...) "La biodiversidad está en todos lados. Es responsabilidad de todos y es mucho más que el simple uso racional de la naturaleza. Como ciudadanos nos compete nuestra salud y la del entorno, tenemos el deber de informarnos, de requerir ser informados y de actuar en consecuencia."
La responsabilidad social de funcionarios y empresarios es aún mayor, pues ellos responden a una batería de códigos de ética y cuidado del medio ambiente que no están teniendo en cuenta últimamente. Aspiramos -si el humo se los permite- a que logren limpiar de hollín sus conciencias.


1 comentario:

Anónimo dijo...

supongo que si el hombre es fruto de sus condiciones, entonces habra que hacer sus condiciones mas humanas